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Domingo, 1 de Diciembre del 2024

El impacto ambiental de los tratamientos para el agua dura con sal

El impacto ambiental de los tratamientos para el agua dura con sal

Los sistemas de intercambio iónico, una de las soluciones más comunes para tratar el agua dura, presentan un serio desafío ambiental debido al uso de sal. Durante su funcionamiento, estos sistemas generan un flujo de agua de desecho cargada de sodio, que se descarga en el sistema de alcantarillado o directamente en el medio ambiente.

Esta salmuera afecta significativamente la calidad del agua en los ecosistemas locales, dañando la flora y fauna y dificultando el tratamiento del agua en plantas de procesamiento. En muchas regiones, este impacto ha llevado a la prohibición o regulación estricta del uso de ablandadores a base de sal, especialmente en zonas con problemas de sequía o recursos hídricos limitados.

Además, el transporte y almacenamiento de grandes cantidades de sal generan una huella de carbono adicional, aumentando el impacto ambiental de estos sistemas. El mantenimiento constante y la reposición de sal no solo implican un costo económico para los usuarios, sino también un costo ecológico a largo plazo.

Por estas razones, muchas personas están optando por soluciones más sostenibles que no requieren sal ni generan residuos químicos. La adopción de nuevas tecnologías no solo permite tratar el agua dura de manera eficaz, sino también contribuir a la protección del medio ambiente, un valor cada vez más importante en las decisiones de compra de los consumidores.

Por ese motivo, en la última década varios países han prohibido o restringido parcialmente el uso del descalcificador tradicional que funciona con aporte de sal. Estos sistemas derrochan gran cantidad de agua con sodio. La presencia de altos niveles de sodio en el agua que va a parar al desagüe tiene un grave impacto medioambiental. Por esta razón, algunos países han optado por limitar su uso, al tiempo que abogan por soluciones más seguras y respetuosas con el medio ambiente.

Desde 2014 más de 25 comunidades californianas han prohibido el uso del descalcificador de sal. Otros estados como Michigan, Connecticut, Texas, Massachusetts o Arizona han seguido sus pasos.
Dinamarca tiene unos criterios de calidad muy estrictos respecto al agua potable. La normativa Godkendt til Drikkevand establece los requisitos para los materiales de sistemas de tratamiento que entran en contacto con el agua potable.

El descalcificador de sal sustituye ciertos minerales por sodio, alterando la composición química del agua y su potabilidad, por lo que estos aparatos no cumplen la normativa vigente danesa y no se pueden comercializar en el país a nivel doméstico.